El rechazo o la no aceptación de la muerte generan un sinfín de traumatismos y bloqueos
en el ser humano.
“No lo acepto”; “Fue injusto”; “Por qué a mi”; “Me da rabia”; “Por qué Dios lo permitió?”, “Mi vida ya no tiene sentido”, “mejor me hubiera pasado a mi”, “qué hice yo para merecer esto?”, “Cómo pudo abandonarme?” son indicios de que posiblemente la pérdida y el duelo no han sido debidamente procesados y mucho menos superados.
El duelo no solamente se produce ante la muerte. También puede surgir ante el final de una relación sentimental, perder un empleo, una mascota, cambiar de ciudad o país, de estatus o incluso hasta de edad; cualquier pérdida, separación o cambio que resulte difícil de aceptar puede generar un proceso interno de duelo.
Así como una persona que se encuentra viviendo un duelo está triste, enojada o desmotivada, así mismo, cuando dicho duelo no ha sido debidamente asimilado o superado, esa persona puede continuar mostrando esos mismos síntomas frente a su vida o a la consecución de sus logros, convirtiéndose en un bloqueo que limita otras áreas de su evolución personal, incluso aunque hayan pasado muchos años.
Es como si existiese una fuga de energía en dicha persona por donde pierde parte de los recursos que podrían ser utilizados en la consecución de sus metas o en el disfrute de su vida. En muchos casos de terapias hemos encontrado que un duelo no superado antiguo o reciente estaba afectando situaciones tan variadas como relaciones de pareja, éxito profesional, relaciones laborales, vida sexual, etc.
Muchas veces en niños que presentan bajo rendimiento escolar o problemas de comportamiento hemos identificado en terapia una situación de duelo por la separación de sus padres, la muerte de la mascota, cambio de barrio o colegio, la pérdida de atención de los padres por el nacimiento de un hermano, etc.
Los duelos no superados se resuelven llevando al consultante a darse cuenta de las emociones congeladas y a desahogar, aceptar y procesar su dolor de una manera adecuada, lo cual suele lograrse en 1 o 2 sesiones, consiguiéndose cambios muy positivos en la vida de la persona y en su nivel de energía y motivación.